Toda acción humana tiene como propósito
fundamental mejorar el estado actual de las cosas. Una persona consciente
intentara al tomar decisiones alcanzar sus fines de tal forma que pueda pasar
de un estado de menor satisfacción a uno de mayor satisfacción. Es decir que
“siempre queremos más”. Los fines de cada individuo son distintos a los fines
de las demás personas. Por esa razón sabemos que la economía como ciencia no
puede ocuparse de los “fines” sino de los medios que cada uno utiliza para
alcanzar sus metas. Lo curioso a lo largo de la historia humana es que ese
proceso de toma de decisiones se realiza en condiciones de incertidumbre y
escasez. A partir de esas condiciones, el ser humano selecciona todo el tiempo
de tal forma que limita sus satisfacciones al elegir dentro de los medios a su
alcance, aquellos que permitan alcanzar sus fines de mayor prioridad.
Al decidir, usted realiza
“calculo económico” procurando alcanzar sus fines de la mejor manera, con los
medios de que dispone. Evidentemente a partir de cierta edad, para poder
consumir tendrá que ponerse a producir. Si elige participar como empleado en un
proceso de producción, deberá procurar hacerlo en una empresa que satisfaga
“mejor” a los consumidores. Emplearse en una empresa que tiende a desaparecer
del mercado no tiene sentido. Si decide iniciar un negocio como empresario,
igualmente tendrá que hacerlo en un mercado en el cual tiene ventajas sobre sus
competidores.
Ya sea en el rol de productor o
de consumidor, su decisión económica supone que el proceso le proporcione
utilidades. Su salario no es utilidad. Igualmente el ingreso de producto de las
ventas en su oficina no son utilidades. Algunas veces habrá oído decir o lo habrá
dicho usted mismo que usted “gana” una determinada cantidad de quetzales refiriéndose
al ingreso nominal que recibe. Por ejemplo un salario de Q10000.00 al mes, no
representa utilidad, sino ingreso. La utilidad es aquella porción que queda
después de descontar de sus ingresos, los costos de producirlos. Es implica que
las utilidades son el resultado de restar ingresos y egresos. Pero hasta ese
punto solamente definimos “utilidades contables”. Para que estas sean utilidad económica
deberá incluir en el monto de egresos, los costos de oportunidad de la decisión
tomada. En consecuencia, sumados los costos fijos, variables y de oportunidad podrá
definir los egresos totales en un proceso de decisión. Y para “ganar” más tendrá
que aumentar los ingresos (por salario o ventas empresariales) y reducir los
costos. Esa es la competencia diaria en un proceso de mercado libre.
En un mercado intervenido, los
costos se ven incrementados por la decisión de la burocracia estatal o
internacional. Y como no hay “almuerzo gratis” siempre alguien pagara los
costos en que la intervención nos involucra. De allí proviene la necesidad de
contar con mercados cada vez mas libres para poder prosperar.
En un mercado libre, la búsqueda
de utilidades es más creativa porque el aporte que damos se traduce en mejores
ganancias. Las sociedades mas libres desde el punto de vista jurídico y económico
son aquellas donde las personas pueden resolver en menos tiempo esa intención
de mejorar todo el tiempo. Por el contrario, las sociedades menos libres
impiden la creatividad de sus integrantes y tienden a convertirlos en
conformistas, exceptuando aquellos que “huyen” y se trasladan a otros países
para mejorar su condición.
Para comprender el proceso de
mercado, es indispensable entender que todo ser humano racionalmente decide
sobre su propio interés y el de los suyos. Y que en esa búsqueda siempre querrá
“maximizar” utilidades. El empresario se ve motivado por la oportunidad de
ganancia y cuida sus decisiones porque teme las perdidas. El “buen” trabajador
cuando actúa en mercados competitivos se hace eficiente porque quiere ganar más.
El capitalista cuida sus decisiones de inversión porque pretende optimizar su
ganancia. Y los dueños de la tierra utilizan en la alternativa que genera mayor
ganancia. Curiosamente, es decisión del emprendedor como conjuntar esos
factores de producción para ganar más. Así que a largo plazo es mejor ser
empresario para contribuir al crecimiento económico.
El resultado “social” se aprecia
en la mayor generación de riqueza que los individuos logran libremente. Por eso
tendemos admirar a aquellos países que son más “ricos” y nos preocupa ver países
“pobres”. Olvidamos que para que una sociedad prospere se requiere certeza jurídica
y libre mercado y que los países no compran ni venden sino las personas.
Al tomar decisiones de “que”
producir, considere que hay un factor psicológico en cada persona que hace de
fundamental importancia la utilidad. Y que en condiciones de competencia,
debemos procurar maximizar utilidades. De esta manera el intercambio se hace más
económico y al generar riqueza, mejoramos nuestro nivel de vida y cooperamos
para que los demás miembros de la sociedad también logren a través de la división
del trabajo que facilita el proceso de mercado a través del conocimiento
disperso y las distintas especialidades de los participantes.
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